lunes, 1 de agosto de 2016

La casa de Freud

En el 19 de la calle Berggasse en Viena se encuentra el Sigmund Freud Museum. El museo se ha instalado en esta casa en la que vivió y tuvo el consultorio Sigmund Freud. Estuvo aquí desde 1891 hasta 1938, cuando tuvo que abandonar Viena debido a su origen judío, tras la anexión de Austria por la Alemania de Hitler. El 4 de junio de 1938, Freud deja definitivamente la casa de Berggasse 19 en Viena, para irse a Londres, donde vivirá en el exilio el resto de sus días. 

La casa de Viena ahora es un museo que conserva muchas de sus pertenencias, tal y como estaban cuando el famoso psicoanalista vivia allí. La casa alberga el museo (Sigmund Freud Museum), una biblioteca especializada en la obra de Freud y en el psicoanálisis (Sigmund-Freud-Haus-Bibliothek), el archivo Freud, con una apreciable colección de documentos históricos, cartas y certificados (Sigmund-Freud-Archiv), y las oficinas de la secretaría de la Sociedad Sigmund Freud (Sigmund Freud Gesellschaft).

Durante la década de los años 30 el ayuntamiento de Viena consideró una propuesta de cambiar de nombre a la calle Berggasse para sustituirlo por  Sigmund Freud Gasse. Al final fue el propio Freud el que se opuso a la idea y el nombre de la calle se quedó como estaba.

La remodelación de la casa se llevó a cabo en 1971 con la ayuda de Anna Freud, la hija menor de Sigmund Freud. En la casa se encuentra el mobiliario original, incluyendo la sala de espera y el consultorio y una selección de la colección de antigüedades de Freud. También hay copias firmadas y primeras ediciones de sus obras, las cuales ofrecen una visión de la biografía de Freud, su entorno cultural y la evolución del psicoanálisis.

Tecnología en el lugar de la música

Este gigantesco cajón de cristal y aluminio, este edificio tan moderno, ocupa el número 95 de la calle Obere Donaustrasse, paralela al canal del Danubio en Viena. 

Mirándolo objetivamente, es posible que aquí dentro se encuentre el corazón tecnológico del futuro o quizás, mejor dicho, el cerebro con el que en breve pensará el mundo. Aquí se puede estar gestando la máquina inteligente que mañana tomará decisiones por nosotros, ya que este edificio es la sede central de IBM. 

El lugar da para una reflexión acerca de lo que será la situación de la humanidad a la vuelta de la esquina, máxime teniendo en cuenta que previamente el espacio de este gigantesco mamotreto estaba ocupado por la Casa de Baños de Diana, un local desaparecido de nombre poético que, además, fue escenario el 15 de febrero de 1867 de la ejecución por primera vez de El Danubio Azul, el genial vals de Johann Strauss.   

sábado, 30 de julio de 2016

Cerveza por vino en la sexta etapa

Nuestra sexta etapa transcurre por Wachau. Se llama así el valle del Danubio comprendido entre las ciudades de Melk y Krems. Uno de los polos de atracción de la zona es Dürnstein, porque allí estuvo prisionero Ricardo Corazón de León. La comarca está considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Además de su atractivo turístico, este valle es famoso por sus albaricoques y sus uvas. Las variedades de uva propias de esta zona húmeda y fresca, tanto la Gruner Veltliner como la Riesling, son muy apreciadas porque proporcionan un aroma y una frescura muy interesantes a los vinos blancos que se producen. Se diferencia entre los vinos de cuerpo ligero (hasta el 11,5% de alcohol), denominados Steinfeder, los Federspiel, (entre un 11,5% y un 12,5%) y los de la cosecha tardía, la más potente y la más codiciada, que proporciona los vinos secos Smaragd.

Moviéndose por este paisaje vinícola encontraremos de vez en cuando en algunas puertas una circunferencia hecha de  ramas de pino con la inscripción Ausg’steckt. Esta señal indica que es un Heurige (lagar), una típica taberna austriaca donde se sirve vino de cosecha propia. En estos sitios también se come aunque no son restaurantes propiamente dichos. La comida no es tan variada, pero suelen  ofrecer Liptauer, una crema de queso típica austríaca, ensaladas de patata y Wiener Schnitzel, la famosa carne rebozada, ya que la mayoría tienen vacas con las que puedes hacer el queso y la carne rebozada y grandes plantaciones de patata, con las que hacen las ensaladas.

En Viena hay que probar un vino muy especial, exclusivamente vienés. Se trata del Gemischter Satz, un vino algo afrutado y ligeramente picante. Se hace con tres tipos diferentes de uvas procedentes de los viñedos de Grinzing.

La fundación Slow Food establecida en Italia para fomentar la biodiversidad ha incluido este vino en su Arca del Gusto, una distinción que hasta ahora ha sido otorgado sólo a 300 alimentos del mundo entero, reservada a productos nutritivos de alta calidad hechos de forma tradicional para preservarlos del riesgo al que están expuestos a causa de la industrialización de la agricultura, a fin de que se sigan produciendo con la misma calidad y el mismo mimo en el futuro. 

lunes, 25 de julio de 2016

El Hummel, tradicional, típico

El Hummel es una institución en Viena, un típico café restaurante vienés donde sirven desde café hasta cerveza, pasando por pasteles y platos típicos. Su Schnitzel tiene mucha fama y también la Gulasch Suppe. El Hummel está en el distrito 8, uno de los más bonitos de Viena, concretamente en Josefstädter Straße 66, ligeramente alejado del centro de Viena pero con una buena relacion calidad precio. Está abierto los 365 días del año. Lo más asequible es el menú de mediodía, que cuesta sobre 6,80 €. De lunes a sábado abre de 07:00h a 24:00h. Domingos y festivos, de 08:00h a 24:00h.

Es un lugar ideal para probar la comida y bebida típicas de Viena, pero ni es un lugar turístico ni tampoco son precios exagerados. Hay que apuntarse la dirección porque el Hummel es uno de esos lugares por los que hay que pasar en una visita a Viena, Josefstädter Straße 66.

domingo, 24 de julio de 2016

Plan B para asustadizos

El recorrido es ideal para disfrutar sin prisas del paisaje y sin ninguna duda adecuado para ciclistas con cualquier clase de condición física. Vamos a pasarlo bien. Además, para los que todavía tengan alguna duda acerca de su condición, de que un día les pueda doler la cabeza o si el culo les pasa factura por haberle obligado a pasar tantas horas sobre el sillín, siempre se puede hacer parte del trayecto en el ferrocarril que va recorriendo la ruta en paralelo al río. Hay paradas en casi todos los pueblos y transporte gratuito de bicicletas.
En todos estos pueblos del recorrido hay estación de tren: Passau, Pupping, Eferding, Linz, Enns, Perg, Baumgartenberg, Grein, Ybbs, Persenberg, Pöchlarm, Melk, Emmersdorf, Spitz, Weissenkirchen, Dürnstein, Krems, Tulln, Klosterneuburg y Viena.

miércoles, 20 de julio de 2016

Jornadas de pedal

Aunque puede haber ligeros errores en las distancias diarias a recorrer, éste es nuestro calendario de trabajo ciclista entre el 6 y el 14 de agosto.

lunes, 11 de julio de 2016

Gallegos y austríacos, primos hermanos

Dándole vueltas a este viaje que hacemos al Danubio volvemos a descubrir que el mundo es más pequeño de lo que parece.

Los celtas tienen mucho que ver con los gallegos. Son nuestros antepasados. De hecho, Galicia debe su nombre a estos antiguos pobladores prerromanos. Si los estudios de los expertos están acertados el origen del término viene de Cal-Leach, que significa algo así como la diosa madre (la raíz indoeuropea kala se traduce como refugio, origen o abrigo).

 Ahora nos enteramos de que austríacos y gallegos somos primos, ya que unos parientes de los celtas que poblaron Galicia también ocuparon en el siglo IV a. C. una región centroeuropea llamada Nórico, a la que los romanos denominaron posteriormente Regnum Noricum, que no es otra que la situada entre la actual Austria y el sur de Alemania, es decir, los estados austríacos de Viena, Carintia, Salzburgo, Alta Austria, Baja Austria, Estiria y también el estado de Baviera, en la actual Alemania.

Así que estos austríacos, una mezcla de razas, también tienen en sus venas, como nosotros, algo de celtas. Podemos decir con razón que en agosto vamos a acercarnos a ver a los primos del norte.

domingo, 10 de julio de 2016

Mucho ojito con los brindis

Los austríacos tienen fama de pueblo maduro, equilibrado, de ser un conjunto armónico de personas en el que el buen juicio predomina y la sensatez se impone sobre la arbitrariedad. Alegres pero serios, los austríacos son poco dados a las zalamerías con las ciencias ocultas o con creencias contrarias a la razón y no son capaces de imaginar que nadie sea tan simple como para creer en las supersticiones. Para ellos los gafes no existen y no entienden qué puede significar eso de tocar madera para evitar un maleficio. Está claro que no han tenido la influencia de la cultura árabe en su historia. No saben qué daño puede hacer el número trece, ni imaginan el destrozo que puede suponer en tu vida que un gato negro se cruce en tu camino, ni creen en la baraka de los marroquíes ni en el mal fario de los andaluces. Sin embargo creen en los ritos. 

Los austríacos están convencidos, lo mismo que muchas otras culturas, que un brindis es algo serio y no se debe afrontar el rito a la ligera. Aquí también tenemos nuestro protocolo para el ceremonial. Por regla general se considera improcedente brindar en vaso de plástico, hacerlo con agua o no tomar un sorbo antes de volver a apoyar la copa. Así mismo, en algunos sitios te amenazan con un año de mala suerte si no levantas la copa con la mano izquierda. En Austria lo que resulta imperdonable es brindar mirando atontados a las copas, como hacemos nosotros. Un brindis que se precie debe hacerse mirándose directamente a los ojos. Puede tener cierta lógica ese acercamiento visual en un momento de euforia, ese intento de comunicación directa con la persona que tienes enfrente, pero también puede considerarse una tontería. Así como el castigo por incumplimiento. Los que no brinden como es debido se condenan a "siete años de mal sexo". ¡Cualquiera se arriesga!

jueves, 7 de julio de 2016

Adrenalina en las ruedas

He cogido la bici esta mañana. La primera sensación al ponerme en marcha es la de adentrarme en un placer sencillo, sin adornos, espontáneo. Lo siguiente que pienso es que la vida es un viaje de sensaciones y ésta es de una gran placidez. La temperatura es fresquita, el momento especialmente agradable. En pleno mes de julio se agradece esa suave caricia de aire frío deslizándose por las piernas, por los brazos y en la cara. El cuerpo se activa. 

Comienzo gustoso a dar las primeras pedaladas y respiro a fondo. Noto cómo se incrementa la frecuencia cardíaca, cómo se dilatan los conductos del aire. El oxígeno va entrando más a fondo en mis pulmones, la sangre se reaviva, se rejuvenece y tras la depuración el cerebro empieza a sentirse alegre. A la vez que mis piernas van girando rítmicamente mi mente comienza a ordenarse y noto que se hace más ágil. Resulta reconfortante. El pedaleo me espabila y pone mi ánimo en la mejor disposición. 

Camino despacio, concentrado en escuchar el discurrir sigiloso de las ruedas por la carretera. Disfruto de la soledad que me envuelve, soy consciente de lo bien que me encuentro y de lo mucho que disfruto por el simple hecho de moverme a lomos de una bicicleta. Me gusta su desplazamiento silencioso y me creo ingenioso cuando se me ocurre que la bicicleta es un vehículo de emociones, que es el movimiento hecho belleza. Cada vez que comienzo a discurrir en mi bici me siento montado en un felino que vuela a ras de suelo. Me reconforta la sensación de independencia y de autonomía que me embarga y me entran unas ganas caprichosas de sonreir. Se me antoja que las bicicletas tienen la capacidad de cambiar a las personas. 

Montar habitualmente en bicicleta es recibir un regalo cada día y cada vez estoy más convencido de que es una medicina eficaz contra los males de la vida moderna.

miércoles, 6 de julio de 2016

Ava de Melk, pionera, escritora y mujer

Biblioteca de la Abadía de Göttweig
A lo largo de la historia las mujeres han sido silenciadas. En el mundo de la literatura también. Algunas, incluso, han tenido que aparentar ser hombres para ser aceptadas. Fernán Caballero no era un varón sino la escritora Cecilia Böhl de Faber. Y George Elliot era el seudónimo de la escritora Mary Anne Evans. Por eso resulta llamativo que ya en el siglo XI se hablase abiertamente de una mujer escritora, Frau Ava, Ava de Götttweig o Ava de Melk, conocida como la primera autora de la literatura alemana.

En un manuscrito fechado en Bavaria en 1160 aparece una cancioncilla de amor que expresa el ideal de la amistad. El breve poema lírico, agregado a la carta que una doncella escribió en latín a un fraile, ha sido popularmente atribuido a la primera poeta alemana, Frau Ava de Melk. Hay datos para suponer que esta mujer vivió recluida en el monasterio benedictino de Göttweig, frente a Krems, y posteriormente en Melk, después de la muerte de su marido. Se sabe muy poco de su vida aunque en algún pasaje de su obra, ella misma dice que tenía dos hijos que le ayudaban.

Ava de Melk se presume que nació alrededor del año 1060 y que murió el 7 de febrero de 1127. Escribió poesía religiosa y en el poema Das Jüngste Gericht (El juicio final) Ava evoca a sus hijos que la apoyaron. Murió en una capilla que podría ser la de San Blas en Klein-Wien ya que cerca  se halla la Torre de Ava.

martes, 5 de julio de 2016

Para empezar a entendernos

Cuatro palabras de alemán para no quedarnos con cara de tontos cuando callejeemos por Austria:

   die Straße - Calle
   die Gasse - Callejón
   der Bund (o Bundes) - Federal
   der Platz - Plaza
   die Brücke - Puente
   der Markt - Mercado
   der Hof - Patio
   haupt - principal 
   der Berg - monte o montaña 

Palabras habituales compuestas:

   Landstraße:  das Land se puede traducir como campo, país o tierra.  Landstraße podría ser la Calle del Campo.
   Kaisergasse: der Kaiser es el emperador. Así que sería el Callejón del Emperador.
   Taubenmarkt: die Taube es la paloma. Mercado de la Paloma.
   Hauptplatz: Plaza Principal
   Landestheater: Teatro Federal o Teatro Nacional
   Klosterstraße: das Kloster es un convento o monasterio. Es la calle del Monasterio.
   Pfarrgasse y Pfarrplatz: die Pfarre es la parroquía. Por tanto Callejón Parroquial y Plaza Parroquial. 
   Bischofstraße: Der Bischof es el obispo. Por tanto Calle del Obispo.
   Hofgasse: Callejón del Patio.
   Römerberg: die Römer son los romanos. De ahí el nombre de Monte Romano o Monte de los Romanos.
   Volksgarten: algo así como Jardín del Pueblo
   Bahnhof: Es la estación de tren. Die Bahn es tren o carril. Der Hof, patio.
   Rathaus: Ayuntamiento. Der Rat es Consejo, Das Haus, casa. Altes Rathaus, el viejo ayuntamiento. 

domingo, 3 de julio de 2016

7Stern, una de las mejores cervecerías de Viena

Dando vueltas por la web tratando de encontrar sitios de interés para nuestro viaje, me tropecé con la página de una chica española que vive en Viena y que trata de dar a conocer al mundo los secretos de la capital. Entre ellos habla de un sitio que ella considera maravilloso. Se trata de una cervecería que ella califica de auténtica, de las de antes, llena de encanto y de sabores y olores "de esos que te llenan por dentro. Es lo que ellos llaman gemütlichkeit, el arte de vivir".

Al parecer, la 7Stern (Siebensterngasse 19, cerca de Maria-Theresien-Platz) es una cervecería a la vieja usanza con aspecto típicamente austríaco y producción de cerveza artesanal, que te dejan probar. Hay una gran variedad y originalidad (cerveza ahumada, picante, de marihuana…). Las 7 estrellas de la casa son Wiener Helles, Märzen, Bamberger Rauchbier, Chilli bier, Prager Dunkles o Hanf Bier. El espacio es muy agradable (tanto el interior como el biergarten), la comida buena y abundante, especialmente toda la carne (he leído que para el codillo hay sitios mejores), el servicio esmerado y los precios muy aceptables para un sitio así en el centro de Viena (medio litro de buena cerveza, una sopa de patatas, y un schnitzel acompañado de ensalada de patatas, 19 euros). Hay menú con precios rebajados hasta las 16 h. Se puede reservar por internet.

sábado, 2 de julio de 2016

Un poco de pasta

En contra de lo que suele suceder en España, en Austria al pedir las consumiciones, el camarero va tomando nota por separado de lo que pide cada uno porque lo habitual es que la cuenta se pague individualmente. Se presume inicialmente que cada cual se hace cargo de lo que ha pedido. 

Al final, lo más normal es que el camarero nos pregunte si alguien se hace cargo de todo o si cada cual paga lo suyo: "Zahlen Sie zusammen oder getrennt?" (¿Pagan todo junto o por separado?).

Por regla general te lo dicen de viva voz o como mucho te apuntan la cantidad en un papel pero no te dan nota. En contra de lo que muchos opinan en España no somos tan diferentes, el escaqueo fiscal es general en todos lo países. 

Aunque la expresión correcta para pedir la cuenta es: “Die Rechnung Bitte”,  eso viene a ser como pedir una factura. En Austria no se hace nunca. Es mejor decir solamente: “Zahlen” (“Tsalen”, la cuenta) y ya está.  

Es normal dejar un 10% de propina. Otra cosa que hay que asumir es que los camareros no son españoles. En una terraza con 10 mesas aunque haya 10 camareros tendremos que esperar. Prisas, las justas. Movimiento slow. El estrés es cosa del resto del mundo. Los camareros austríacos van siempre tranquis, así que lo mejor es no perder la paciencia.

lunes, 27 de junio de 2016

El placer con el pedaleo

He salido esta mañana a dar una vuelta en bici. Siempre me da un poco de pereza arrancar, pero también es verdad que siempre me siento mucho más de acuerdo conmigo mismo y noto lo mucho que he crecido cuando estoy de vuelta. Hoy he hecho 35 kilómetros por una carretera bonita con eses (secundaria, serpenteante y solitaria). Un paseo muy agradable. He sudado a gusto, durante buena parte del recorrido me he liado a compartir confidencias e intimidades con mi bici y nos hemos encontrado sorprendidos en rincones inesperados.

Una de las cosas que me dio tiempo a concluir durante esta sesión de pedaleo matutino es que gracias a la bicicleta nos descubrimos a nosotros mismos. Es curioso y así de fácil, nos hacemos muy conscientes de nuestras capacidades, de nuestro valor, vivimos la experiencia conquistadora de nuestro propio cuerpo y descubrimos esa sensación gratificante de libertad a la que la bicicleta está sin querer y fantásticamente ligada.

Hoy, que el grueso de la población mundial está inevitablemente urbanizado, que la vida política y económica del planeta depende de los centros de decisión situados en las grandes megalópolis, que nuestro tiempo discurre de un lado a otro en nuestra ciudad, entre ciudades, o en medio de esos filamentos urbanos que se extienden a los lados de las carreteras, de los ríos y de las costas, la bicicleta nos permite sin alardes escaparnos del hormigón. Gracias a ella podemos echarnos a la calle, rescatar el contacto con la naturaleza, palpar de cerca la tierra, entrar en un cuerpo a cuerpo con el espacio circundante y gozar abiertamente del aire, de los colores y del clima de una forma que no podemos conseguir con ningún otro medio. Además, mientras nos desplazamos al compás de nuestro esfuerzo, podemos soñar por momentos con un futuro más ecológico, más amable, transformando la vida ingrata de las ciudades y alimentando la ilusión de contribuir a un mundo utópico menos consumista, más razonable y menos contaminante.

Lo urbano se extiende por todas partes y nos engatusa sin remedio. La ciudad nos despista, nos entretiene, nos distrae, nos hace perdernos de vista a nosotros mismos. La bicicleta, su silencio, su intimidad, sirven de contrapunto a la velocidad y a la voracidad urbanas, ayudan a los seres humanos en la difícil tarea de ensimismarse, de recobrar la conciencia de sí mismos. Percibir el olor de los árboles, de las flores y del campo, recobrar la caricia directa del aire, volver a apreciar las distancias, disfrutar del desplazamiento acompasado del paisaje, valorar la dimensión del esfuerzo personal, escuchar en medio del silencio el roce de las ruedas en contacto con el asfalto o redescubrir el milagro de poder disfrutar del camino sin necesidad de tener que llegar a ningún sitio. Un torrente de sensaciones oculto en las alforjas, un paraíso a golpe de pedal, un tesoro rodante.

Realmente somos muy afortunados los que podemos disfrutar con la bicicleta.

A la calle (en bicicleta) que ya es hora

El 5 de agosto iniciamos nuestra aventura ciclista. Cuando ya quedan menos de dos meses hay que montarse en la bici. Es hora de echarse a la calle, es momento de ponerse las pilas, sobre todo para los que no rodamos de manera regular. No podemos esperar a estar pedaleando por Austria para darnos cuenta de que deberíamos de haber tenido en cuenta alguna cosilla antes. 

La excursión que vamos a hacer este verano es fácil, el terreno es llano y no hace falta estar físicamente muy preparado para poder disfrutar plenamente de ese viaje por el Danubio austríaco. Pero no todo es coser y cantar. Hay que cuidar algunos detalles para que nada nos impida pasárnoslo bien, que es de lo que se trata. Una de las partes del cuerpo que se suele resentir, especialmente para los poco rodados, es el culo. Incluso los (y las) que utilizan habitualmente la bicicleta, se quejan de que les duele el trasero o de que sufren rozaduras en sus partes nobles después de estar mucho tiempo sobre el sillín. 

Siempre es fácil que nuestras zonas más delicadas nos pasen factura si las sometemos a un trabajo o un sobreesfuerzo al que no está acostumbradas. Por eso es preciso ocuparse de estas cosas ahora, porque después la solución es más complicada. En principio la solución es sencilla, hay que ponerse a rodar y hay que empezar a hacerlo ahora que estamos a tiempo. Nos servirá para ir mejorando nuestra forma física, que siempre viene bien, y para lo más importante, que es ir encalleciendo el culo. 

Durante este tiempo preparatorio podemos aprovechar para probar el culote o los culotes que vamos a utilizar, comprobar si nos produce irritaciones o rozaduras y ver si las anulamos usando vaselina, un gel o una crema. Son muchos los factores en los que podemos incidir para que nuestras zonas de apoyo se quejen lo menos posible. 

Es por sí una postura incómoda. Ni nuestros cuerpos están preparados para pasar mucho tiempo en un asiento tan ridículo e incómodo, ni nuestro culo está diseñado para estar horas y horas soportando todo el peso corporal. Con toda seguridad nos quejaríamos igualmente si pasásemos cuatro horas en el salón de casa viendo la televisión sobre el sillín de una bicicleta. Por eso, hay que empezar ahora a rodar sin prisas. Tenemos que entrenarlo a sufrir si no queremos que el culo nos amargue el viaje. En principio rutas cortas para ir alargándolas poco a poco a fin de incrementar progresivamente el tiempo que estamos sobre el sillín. Hay que tomárselo en serio y ser un poco constantes pero si algún día nuestras zonas nobles se quejan es preferible no salir y esperar a que se recuperen. Conforme pasemos más tiempo en la bici y vayamos haciendo más kilómetros, la cosa mejorará.

domingo, 26 de junio de 2016

Cosas de Linz: Kepler y su madre la bruja

El nombre de Johannes Kepler tiene un enorme reconocimiento universal por sus grandes aportaciones a la ciencia. No se sabe tanto de ella, pero Katharina Kepler, la madre del ilustre astrónomo austríaco, fue un personaje singular y por lo menos tan interesante como su famoso hijo. Polémica, pendenciera y pésima madre, se ganaba la vida haciendo pócimas. Ya en su vejez fue perseguida y encarcelada por bruja. Su hijo se desvivió por demostrar su inocencia. Se pasó seis años tratando de usar su ganado prestigio como matemático imperial para salvar a su madre de la hoguera. Llegó a conseguir su liberación pero al cabo de poco tiempo la anciana falleció.

Kepler trabajaba a las órdenes del emperador Rodolfo II. Después de un matrimonio de conveniencia, tras la muerte de su primera esposa se casó en Linz donde vivió buena parte de su vida (Rathausgasse 5), con Susanne Reuttinger, con la que tuvo siete niños, de los que tres fallecerían muy temprano. Mientras vivía en Linz publicó su Harmonices mundi Libri (1619), cuya sección final contiene otro descubrimiento sobre el movimiento planetario (tercera ley de Kepler: la relación entre  la distancia al Sol de un planeta y el tiempo que tarda en completar una órbita es una constante) y trabajó duramente en el estudio de las Tabulae Rudolphinae, que durante más de un siglo se usaron en todo el mundo para calcular las posiciones de los planetas y las estrellas.

Estatua de Katharina
 en Eltingen
Su madre, Katharina Guldenmann, una persona muy especial, llevaba una casa de huéspedes, era curandera y herborista. Cundió el rumor de que Katharina tenía trato con espíritus malignos. Los vecinos recordaron que a Katharina la había criado una tía suya que había terminado sus días en la hoguera por bruja. Se supo también que en una ocasión la señora Kepler le había pedido al diácono del cementerio de Eltingen que le permitiera sacar el cráneo de la tumba de su padre, que quería bañar en plata para ofrecérselo a Johannes como recuerdo. Por todo ello los vecinos la tacharon de bruja y dieron por sentada su mala fe. Uno afirmaba que su cojera se debía a que había bebido de una taza de hojalata en casa de Katharina, otro que al pasar por la calle junto a la señora Kepler había sentido un agudo dolor.

Kepler no tenía ninguna duda de la inocencia de su madre y estaba convencido de que el carácter brujeril que se le atribuía estaba amparado en un libro que había escrito el propio Kepler. En el librito, titulado Somnium (El Sueño), un personaje llamado Duracotus viaja a la luna impulsado por demonios. Para convocar a estos espíritus se valía de una invocación pronunciada por su madre, que era bruja. Aunque no se había publicado, una copia del libro se difundió y mucha gente no dudó en interpretar que aquello era un relato autobiográfico. Duracotus era el propio Kepler y si la madre del personaje era bruja, también lo era la señora Kepler. Añádase a esto que, en efecto, Katharina Kepler hacía pociones con hierbas, que no le caía bien a nadie por rebelde y pendenciera, y también hay que tener en cuenta que se atravesaba entonces un período de locura en que todo lo malo que ocurría se interpretaba como fruto de las actividades de las brujas. De ahí que el inocente cuento de Kepler fuese la puntilla para la condena de su madre.

Fue acusada de brujería. Kepler no tenía ninguna duda de su inocencia. Además, estaba convencido de que si su madre no tuviese esa cualidad de entrometida que hacía que estuviese permanentemente liada en trifulcas y en situaciones complicadas, posiblemente él no hubiese heredado la curiosidad que le había convertido en un genio de la observación y la síntesis.

Casa de Kepler. Linz
A Katherina no le gustaba Linz y unos meses después de que Kepler la llevase a su casa, se escapó de la vivienda de su hijo para refugiarse en Heumaden con la hermana de Johannes, Margarete. Kepler renunció a su actividad científica y ayudado por la universidad de Tubinga se pasó seis años escribiendo alegatos y trabajando en la defensa de su madre ante los tribunales. Se ocupó de analizar científicamente cada uno de los casos por los que era acusada y demostró que había razones naturales que explicaban los hechos supuestamente sobrenaturales por los que se culpaba a su madre. Al final consiguió que la liberaran, pero las penurias, las vejaciones y el maltrato que sufrió durante los catorce meses de cautiverio la llevaron a la tumba seis meses después.

En su última etapa Kepler sacó a relucir el espíritu vagabundo heredado de su padre. Abandonó a sus hijos y a su esposa Susanna en Sagan, para morir lejos de su familia. Llegó a Regensburg el 2 de noviembre de 1630 y el día 15 murió. Cuatro días más tarde fue enterrado en el cementerio de San Pedro. Aunque no se conserva la lápida (muy pocos pudieron leer la inscripción pues su tumba fue destruida en 1632 por el ejército sueco durante la Guerra de los Treinta Años), el célebre astrónomo escribió su propio epitafio (“Mensus eram coelos, nunc terrae metior umbras; Mens coelestis erat, corporis umbra iacet”):

"Medí los cielos, ahora mido las sombras
del cielo era mi mente, en la tierra descansa el cuerpo" 

jueves, 16 de junio de 2016

Esto no puede ser complicado

Este es el perfil del recorrido que vamos a hacer desde la ciudad alemana de Passau hasta Viena. Dejando a un lado todo lo relacionado con su espectacularidad, su belleza y su historia, como se puede apreciar en el gráfico, se trata de un recorrido cómodo, en ligero desnivel descendente  y dada su sencillez, apto para que cualquiera pueda iniciarse en esto de las aventuras cicloturísticas.

martes, 7 de junio de 2016

La Hauptplatz y el impuesto sobre ventanas

Hauptplatz
Dreifaltigkeitssäule
La Hauptplatz, la barroca Plaza Mayor, verdadero corazón de Linz, es una de las plazas más grandes de Austria (13.200 m2), cuya estructura actual data de 1260. Sobresale en la misma una imponente columna de mármol blanco de 20 metros de altura (Dreifaltigkeitssäule) dedicada a la Santísima Trinidad. Es un símbolo típico del barroco y se construyó en 1723 como muestra de agradecimiento por las catástrofes superadas: la guerra, los incendios y la peste. La plaza juega hoy un importante papel como punto de encuentro para los vecinos de la ciudad y se convierte en una visita ineludible para todos los que la visitan.

Altes Rathaus
En el número 1 de la plaza se encuentra el Altes Rathaus (antiguo Ayuntamiento, construido en 1514), en el que hoy se ubica la Oficina de Turismo, en cuyo pasillo de entrada se pueden apreciar los retratos del emperador Federico III de Habsburgo, del astrónomo Johannes Kepler y del compositor Anton Bruckner. Es interesante visitar el Museo Génesis situado al fondo del patio interior, aunque sólo sea para conocer las salas dedicadas a las glorias locales. A propósito de Bruckner, atravesando la Domgasse desde Hauptplatz se puede descubrir su perfil esculpido en la fachada de la actual Iglesia de los Jesuitas (Jesuitenkirche), la antigua catedral en la que fue organista.

También Mozart compuso su sinfonía Linz aquí, en el número 20 de Klosterstrasse (con entrada por el número 17 de Altstadt). En el verano de 1783 Mozart fue con su mujer desde Viena hasta casa de su padre en Salzburgo, a fin de mejorar la relación tensa que había entre su mujer y su padre. En octubre decidió volverse a Viena e hizo escala en Linz el 30 de octubre. Allí fue invitado a dar un concierto el 4 de noviembre en el Teatro de la ciudad. Por una carta escrita a su padre se sabe que "estaba obligado a componer una sinfonía a todo trapo". La noche del estreno la sinfonía estaba acabado y, probablemente, fue interpretada sin ensayo previo. La sinfonía nº 36, llamada Linz, acababa de nacer. Rápidamente adquirió gran popularidad y hoy continúa siendo una de las más interpretadas. 

Los mercaderes se instalaban en la plaza para aprovechar las oleadas de gente que acudían a las ferias que tenían lugar en Linz dos veces al año. Las autoridades legislaron para que el mayor número posible de comerciantes se instalaran en Linz, y además vieron en ello un posible filón que quisieron aprovechar  para incrementar los ingresos de las arcas municipales introduciendo el llamado "impuesto de las tres ventanas" para las casas, un impuesto que ya existía en otros lugares de Europa.


Palais Weissenwolff
A ojos de un político de hoy, el impuesto podía entenderse como progresivo y hasta redistribuidor de la riqueza. Como es lógico, pagaban más quienes más ventanas tenían, es decir, quienes tenían las casas más grandes, o sea, los más ricos. Si alguien quería más ventanas tenía que pagar más impuestos. El resultado inmediato fue que los mercaderes empezaron a construir casas con mucha  profundidad, a veces hasta 80 metros de largo y poco frente. Un ejemplo es la Feichtingerhaus de mediados del siglo XVII, en el número 18, con un pintoresco patio renacentista. En el número 21 una casa del siglo XVIII con fachada de estucos, en el 27 el Palais Weissenwolff, de 1660, mientras que en el número 10 se encuentra la Bürgerhaus, que conserva en la primera planta una ventana gótica de 1430 y una fachada del 1818.

Hoy, el impuesto de las ventanas se estudia en las escuelas de Economía de Inglaterra, uno de los países pioneros en introducir este impuesto,  como el paradigma del fracaso en política fiscal. El resultado fue el contrario del esperado. Casi todas las familias humildes y muchas de las ricas optaron por hacer casas sin ventanas o tapiaron las existentes, lo que conllevó un terrible aumento de las enfermedades sobre todo en las ciudades, carentes de alcantarillado público y las mínimas medidas de higiene. No solo las arcas no ingresaron la cantidad esperada, sino que, al decrecer la actividad artesanal y comercial, vieron disminuidos sus réditos por otros impuestos.

 En esta plaza siguen celebrándose mercados típicos como el de los agricultores (que tiene lugar los viernes) y un rastro (los sábados) donde se puede comprar prácticamente de todo, desde un disco antiguo hasta un oso pardo disecado.

lunes, 6 de junio de 2016

Metropole, el hotel del horror

Monumento a las víctimas de la Gestapo
En Viena, caminando por el Franz Josefs Kai en las inmediaciones del Danubio, es fácil encontrarse con un monumento en piedra, erigido para que el mundo no olvide nunca a las víctimas de la crueldad nazi. Está en la Morzinplatz y se ha construido con granito procedente de la cantera del campo de concentración de Mauthausen, a la que se accedía por la tristemente célebre escalera de la muerte.

En medio de los bloques de piedra, una estatua en bronce simboliza a los que han logrado sobrevivir a los campos de exterminio del nazismo. El monumento sustituye a otro que en 1951 había sido levantado en el lugar financiado por los supervivientes. Éste se erigió tras la guerra donde estuvo situado anteriormente el lujoso Hotel Metropole, expropiado en 1938 por Heydrich, jefe de la policía secreta de la Alemania nazi, para establecer en él la sede de la Gestapo. El Metropole se convirtió en el departamento más importante de la Gestapo durante el tercer Reich alemán, al que diariamente eran llevados cientos de judíos para ser interrogados y torturados.

Hotel Metropole
Durante las primeras oleadas de arrestos masivos, en abril y marzo de 1938, los simpatizantes del régimen austro-fascista anterior fueron detenidos, igual que muchos comunistas, socialistas, judíos y sindicalistas. En diciembre de 1938, casi 21.000 prisioneros políticos habían sido detenidos. Más de la mitad de los 22.000 internos que llegaron al campo de concentración de Dachau ese año eran austriacos. Posteriormente, este Cuartel General de la Gestapo vienesa fue transformado en un centro de agrupación de los judíos, antes de ser transportados hacia los campos de concentración. 

Muchos de los presos que entraban en el antiguo hotel no lo hacían por la puerta principal, sino por la trasera, en la Salztorgasse. Desde allí eran directamente conducidos a las celdas. La mayoría de estos detenidos fueron sometidos a torturas y muchos murieron a manos de los oficiales de la Gestapo, otros se suicidaron o fueron enviados a campos de concentración.

En el monumento, una inscripción del presidente de la asociación de supervivientes de los campos de concentración dice: “Aquí se alzaba la casa de la Gestapo. Fue un infierno para los que creían en Austria. Para muchos de ellos, la puerta de la muerte. Se convirtió en ruinas, como el Reich milenario. Pero Austria resucitó y con ella nuestros muertos, las víctimas inmortales “. 

miércoles, 25 de mayo de 2016

La misteriosa Venus de Willendorf

Biblioteca
Abadía de Melk

Dos jornadas antes de llegar a Viena haremos la interesante etapa entre Melk y Krems an der Donau. Melk es un pueblo pequeño en el que destaca de manera llamativa la abadía, situada en lo alto del peñasco que cae sobre el Danubio. La abadía de Melk, famosa por haber servido de escenario para la versión cinematográfica de El nombre de la rosa, la novela de Umberto Eco. Una visita obligada es a la biblioteca de la abadía, una dependencia muy espectacular. Durante algunos kilómetros, mientras nos alejamos de ella, podremos seguir contemplando su figura recortada contra el cielo y su silueta reflejada en las aguas del río.

Después continuamos pedaleando entre campos y viñedos por esta región de Wachau, Patrimonio de la Humanidad. Muchos paisanos hacen en esta zona su propio vino, que se puede catar en las bodegas familiares a un euro la copa.

A 13 km de Melk y 5 antes de llegar a Spitz tendremos oportunidad de hacer una parada en el yacimiento en el que se encontró la famosa Venus de Willendorf, sin duda la más conocida de las Venus paleolíticas, que se exhibe en el Museo de Historia Natural de Viena. Cuando fue encontrada, hace más de cien años, levantó todo tipo de conjeturas, debido a sus marcados atributos sexuales, que los expertos no tardaron en relacionar con el concepto de fertilidad. Pero durante todo este tiempo esta figurilla  ha planteado numerosos enigmas entre los especialistas.

La figura, en piedra caliza, representa a una figura femenina con sus rasgos sexuales muy marcados: grandes pechos, anchas caderas, vientre prominente y una especie de corona o diadema en el pelo insertada en espiral sobre la cabeza. Está claro que se querían enfatizar los órganos femeninos, algo muy común en la representación femenina durante la Prehistoria.

Venus de Lespugue
El hallazgo de la figurita se produjo en 1908 durante unas obras para una línea de ferrocarril. Está comprobado que pertenece al período gravetiense (30000–22000 años). Su descubrimiento fue anterior al de otras figuras parecidas, halladas en los años 20 y 30 del siglo pasado en el Pirineo francés, en Moravia, en Ucrania o en Rusia. Todas tienen la anatomía femenina exageradamente grande y otras partes del cuerpo, como los brazos, los pies o la cara, desdibujadas o inexistentes. Durante 90 años descansó en una caja fuerte, hasta que en 1998 se mostró por primera vez al público en una exposición sobre arqueología en el Palacio Schönbrunn de Viena.

La cabeza con trenzas o una capucha 
Sin embargo, la mujercita de once centímetros de altura, regordeta, desnuda, con pechos y barriga prominentes, que recibió su nombre precisamente por esas formas tan femeninas, sigue siendo un enigma. Los científicos, que suelen distanciarse de las interpretaciones que la ven como una figura de culto erótico o de fertilidad, no han logrado aún averiguar dónde la Venus fue tallada, ni de dónde procede la piedra de la que se hizo, como tampoco la función o importancia que tenía para la cultura de tan remota época.

En 2006 se reanudaron las investigaciones en el lugar, que se centran ahora en las capas más antiguas del terreno. Según los investigadores, algunas tienen una antigüedad de hasta 60.000 años y las más recientes de 24.000, lo que constituye un fenómeno único en Europa Central.

sábado, 21 de mayo de 2016

Claudio Magris y el grafitero Kyselak

Dürnstein es un pueblo de cuento con un ruinoso castillo medieval en el que estuvo prisionero Ricardo Corazón de León, situado a pocos kilómetros de Krems an der Donau. Esta pequeña localidad con la que nos encontraremos en la sexta etapa de nuestra aventura cicloturística, también fue elegida por Josef Kyselak para dejar constancia de su paso por esta región de Wachau. Este curioso personaje, que está siendo muy alabado en la actualidad, se considera el precursor del graffiti moderno. Josef Kyselak suele aparecer en internet como el primer grafitero que ha habido en el mundo. Nació en 1799 en el seno de una acomodada familia austrohúngara y murió de cólera muy joven. Dedicó buena parte de su tiempo a dejar huellas escritas con su nombre por numerosos rincones del imperio.

Según parece, en un momento determinado Kyselak, funcionario del registro en la cámara de la corte de Viena y escalador experimentado, apostó con sus amigos que en tres años sería conocido en todo el imperio. Y ahí comenzó una actividad frenética para dejar su nombre inscrito en cuantos lugares llamativos encontraba en su camino, castillos, acantilados, iglesias, piedras y puentes. Todavía hoy se conservan 16 inscripciones con su nombre en los lugares más variados. En poco más de un año había ganado la apuesta pero no por ello dejó aparcada su actividad grafitera.

Cuentan que cuando tenía 26 años, fue llamado por el emperador Francisco I a palacio para dar cuenta de su actos y que, tras abandonar el despacho después de la amonestación, el káiser se percató de que, bajo la hoja que había firmado, Kyselak se las había ingeniado para dejar también allí huella de su paso, rotulando su nombre en la mesa de trabajo del emperador sin que éste se hubiera percatado.

Claudio Magris no comparte admiración con los relatores de las hazañas de Kyselak y en "El Danubio" critica abiertamente su ambición de eternidad, su orgullo desmedido y el menosprecio hacia el resto de los mortales: “Kyselak también escribió, en 1829, dos volúmenes de apuntes de viaje, que valen mucho menos que sus autógrafos. En barco, sobre el Danubio, el funcionario del registro se queja de la trivialidad de los pasajeros, mozos, criadas, vendedores ambulantes, barqueros. Demuestra poseer la vulgaridad de esos turistas que desearían lugares incontaminados y creen que sólo los demás los contaminan. Kyselak se considera que es el único con sentimientos nobles, capaz de apreciar lo auténtico. Los demás son semihombres, masa estúpida y fea, de la que él no sospecha que forma parte”

No le gusta nada a Claudio Magris la altanería que demuestra el vienés y ese posicionamiento de Kyselak por encima del bien y del mal: "Kyselak es uno de esos menospreciadores de masas, numerosos también hoy, que, apretujados entre sí en el autobús atestado o en la autopista atascada, se consideran, cada uno de ellos, habitantes de sublimes soledades o de salones refinados y desprecian, cada uno de ellos, al vecino [...] o bien le guiñan el ojo, para darle a entender que, en aquella multitud, sólo ellos dos son almas elegidas e inteligentes, obligadas a compartir el espacio con el rebaño. Esta suficiencia de jefe de oficina, que proclama "Usted no sabe quién soy yo", es lo contrario de la auténtica autonomía de juicio, de ese orgullo que hay en Don Quijote cuando, desarzonado, murmura "Sé quién soy" [I, 5] y que nunca va acompañado por el fácil e indiferenciado desprecio por el prójimo.
       
La estandarizada altanería con respecto a la masa es un comportamiento típicamente masificado. Quien habla de la estupidez general tiene que saber que no es inmune a ella, porque hasta Homero desciende del Olimpo de vez en cuando; debe asumirla en sí mismo como riesgo y destino común de los hombres, consciente de ser algunas veces más inteligente y otras más tonto que su vecino de casa o del tranvía, porque el viento sopla hacia donde quiere y nadie puede estar nunca seguro de que [...] no le abandone el viento del espíritu".