miércoles, 25 de mayo de 2016

La misteriosa Venus de Willendorf

Biblioteca
Abadía de Melk

Dos jornadas antes de llegar a Viena haremos la interesante etapa entre Melk y Krems an der Donau. Melk es un pueblo pequeño en el que destaca de manera llamativa la abadía, situada en lo alto del peñasco que cae sobre el Danubio. La abadía de Melk, famosa por haber servido de escenario para la versión cinematográfica de El nombre de la rosa, la novela de Umberto Eco. Una visita obligada es a la biblioteca de la abadía, una dependencia muy espectacular. Durante algunos kilómetros, mientras nos alejamos de ella, podremos seguir contemplando su figura recortada contra el cielo y su silueta reflejada en las aguas del río.

Después continuamos pedaleando entre campos y viñedos por esta región de Wachau, Patrimonio de la Humanidad. Muchos paisanos hacen en esta zona su propio vino, que se puede catar en las bodegas familiares a un euro la copa.

A 13 km de Melk y 5 antes de llegar a Spitz tendremos oportunidad de hacer una parada en el yacimiento en el que se encontró la famosa Venus de Willendorf, sin duda la más conocida de las Venus paleolíticas, que se exhibe en el Museo de Historia Natural de Viena. Cuando fue encontrada, hace más de cien años, levantó todo tipo de conjeturas, debido a sus marcados atributos sexuales, que los expertos no tardaron en relacionar con el concepto de fertilidad. Pero durante todo este tiempo esta figurilla  ha planteado numerosos enigmas entre los especialistas.

La figura, en piedra caliza, representa a una figura femenina con sus rasgos sexuales muy marcados: grandes pechos, anchas caderas, vientre prominente y una especie de corona o diadema en el pelo insertada en espiral sobre la cabeza. Está claro que se querían enfatizar los órganos femeninos, algo muy común en la representación femenina durante la Prehistoria.

Venus de Lespugue
El hallazgo de la figurita se produjo en 1908 durante unas obras para una línea de ferrocarril. Está comprobado que pertenece al período gravetiense (30000–22000 años). Su descubrimiento fue anterior al de otras figuras parecidas, halladas en los años 20 y 30 del siglo pasado en el Pirineo francés, en Moravia, en Ucrania o en Rusia. Todas tienen la anatomía femenina exageradamente grande y otras partes del cuerpo, como los brazos, los pies o la cara, desdibujadas o inexistentes. Durante 90 años descansó en una caja fuerte, hasta que en 1998 se mostró por primera vez al público en una exposición sobre arqueología en el Palacio Schönbrunn de Viena.

La cabeza con trenzas o una capucha 
Sin embargo, la mujercita de once centímetros de altura, regordeta, desnuda, con pechos y barriga prominentes, que recibió su nombre precisamente por esas formas tan femeninas, sigue siendo un enigma. Los científicos, que suelen distanciarse de las interpretaciones que la ven como una figura de culto erótico o de fertilidad, no han logrado aún averiguar dónde la Venus fue tallada, ni de dónde procede la piedra de la que se hizo, como tampoco la función o importancia que tenía para la cultura de tan remota época.

En 2006 se reanudaron las investigaciones en el lugar, que se centran ahora en las capas más antiguas del terreno. Según los investigadores, algunas tienen una antigüedad de hasta 60.000 años y las más recientes de 24.000, lo que constituye un fenómeno único en Europa Central.

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